22 de septiembre de 2014
21 de septiembre de 2014
¡QUIERO VIVIR!
Siempre se
dice que tenemos un ángel de la guarda. Yo pienso que tengo muchos ángeles,
sobre todo los que me ayudan sin decir nada, son los más valiosos. Hay uno que
siempre me está protegiendo para que no me falte de nada. Hay dos que están
sufriendo en silencio. Pero hay uno que sin saberlo es el que más me está
ayudando y cuando se haga mayor si lee esto que estoy escribiendo, se dará
cuenta de lo mucho que hizo por su “tito” como él me llama. Cuando seas mayor
quiero que sepas que tu tito te llamaba mi Ángel Niño.
Hay muchos
ángeles en silencio que sin pedirles nada siempre están ahí para todo lo que me
haga falta, no sólo están en silencio sino que me han ofrecido todo, no hace
falta recordarles nada, todos saben lo que me han y están ayudando, un abrazo a
todos.
He de decir,
que a veces discuto con todos ellos para que no me protejan tanto, pero mi
intención no es discutir sino todo lo contrario. Cuando hablo con ellos y les
abrazo siempre les digo que no me quieran tanto para que no sufran. Que me vean
bien ya que la enfermedad está controlada y podemos seguir luchando y no
sufriendo, que ya nos quedarán tiempos duros y difíciles, porque esta vida es
así. Así que disfrutemos de todo lo bueno que podamos, sobre todo de ese Ángel
Niño.
Tampoco me
olvido nunca de otro ángel que siempre me acompaña a todos los sitios, este
ángel se llama como los demás Ángel de la Guarda. Con todos estos ángeles a mi
lado ayudándome no les puedo defraudar, sino ayudarles a todos a que no sufran,
como digo en el título ¡quiero vivir!
Hace poco, un
ángel me dijo que no pensara tanto en la enfermedad, que sólo hablaba de eso,
pero a veces no se puede evitar, y no porque estés obsesionado con la
enfermedad. Creo que es bueno hablar de ello con naturalidad, y sin hacerse
preguntas negativas que son un cerco sin salida, sobre todo con personas
cercanas y conocedoras de la enfermedad, ya que sirve como una fuga de
liberación.
Hay que hacer
algo aunque se esté equivocado, pero se está haciendo algo, y si está mal se
corrige, pero si no haces algo por salir adelante, no avanzas
nada.
En ocasiones
me pregunto si lo que escribo servirá para algo o será todo lo contrario, pero
en mi caso creo que es bueno, como decía antes es como una liberación para mi. Y
con todos estos ángeles conmigo, no me puedo equivocar.
Fdo. Ángel
Fernández Álvarez.
¡GRACIAS! A UN DONANTE DE MÉDULA ÓSEA
Cuando se está luchando día a día para salir adelante y dar
ejemplo a otras personas que están en tu misma situación, te encuentras con
personas que te dan sorpresas muy agradables, y que no sabes cómo darles las
gracias por su apoyo y colaboración.
Así, estando un día en una mesa informativa sobre la donación
de Médula Ósea y pidiendo con las huchas de la Asociación A.L.C.L.E.S., se me
acercó una joven y le pegunté si quería colaborar con la leucemia o enfermedades
de la sangre. Esta joven introdujo unas monedas en la hucha, le di las gracias y
me contestó: "gracias a vosotros por la labor que estáis haciendo, ya os
conozco desde hace tiempo".
Le pregunte entonces si alguien cercano a ella estaba afectado y me
contestó: "gracias a Dios no, pero soy donante de Médula Ósea". En ese
momento se me pasaron mil cosas por la cabeza, y reaccione muy rápido
diciéndole: "yo estoy afectado de leucemia, hoy no necesito trasplante, pero
a lo mejor algún día no muy lejano lo necesito, y si ocurriese esa circunstancia
y entre las posibilidades que hay de ser compatible, ese día no podría darte las
gracias por darme la vida, pero hoy si puedo, y te doy todas las gracias del
mundo. Porque gracias a personas como tú, muchas personas viven".
En ese momento no tenía que darle, pero toda la información que
teníamos en la mesa, folletos del voluntariado de la Asociación, revista, todo
lo que teníamos se lo ofrecí, "te lo mereces todo" le dije.
Esa joven se marchó y me dijo: "gracias por conocerte, me
marcho muy contenta porque ahora sé que merece la pena ser donante".
Ese mismo día me encontré con mucha gente, personas afectadas
con la enfermedad que te pedían información, personas que habían tenido a
familiares muy cercanos con la enfermedad y desgraciadamente nos habían dejado
hace poco y esto es muy duro asimilarlo para las personas que estamos pasando
por ello. Pero te das cuenta de que lo que estás haciendo en ese momento para
ayudar a otras personas merece la pena y te hace sentir más fuerte para seguir
adelante, y poder dar las gracias, por ejemplo, a esa joven donante que se cruzó
en mi camino.
Fdo. Ángel
Fernández Álvarez.
Paciente
Oncohematológico.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)